jueves, 6 de junio de 2013

"Memorias de un enterrador". De Francisco Belmonte.

Al adentrarnos en la narrativa de Fran, nos vestimos de historias; y de Historia. Porque lo que aparentemente parecía un recopilatorio de historias modernas, se presentó como un auténtico libro sobre el  pasado. 

Imágenes en sepia y blanco&negro se suceden unas a otras llenas de una intriga que sólo había descubierto antes en la novela. La realidad supera siempre la ficción. Y el libro de este joven enterrador es la prueba viviente.

Porque aunque, a veces, nos quedemos en la superficie pétrea de los cementerios, con sus lápidas y panteones, la tierra tapa todas las vidas que un día fueron. Y así nos las ha ofrecido, en hoja de plata, mediante una escritura barroca y sublime, que parece pertenecer a tiempos remotos.

Con la misma naturalidad con la que me imagino a Fran haciendo su trabajo de sepulturero del siglo XXI, con tantos años a la espalda de esfuerzos de riñón y pesos que han formado esos hérculos brazos repletos de tinta (como sus historias), con esa facilidad, nos deleita con vidas de película, pero que un día fueron verdad.

Quién sabe... puede que algún día, cuando todo haya acabado, alguien se interese por nuestra historia, como él lo ha hecho con esos nombres cincelados en la piedra, pertenecientes a asesinos y asesinados, militares y civiles... hombres y mujeres al fin y al cabo.

Por exigencias editoriales, tendré que agachar la cabeza ante el formato digital para poder disfrutar del to be continued que el escritor propone en sus últimas páginas. Suena manido, pero es que...


NO SOMOS NADIE



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